domingo, 27 de mayo de 2007

TREGUA

Bailarinas, un par de ellas como ninfas revolotean en la sala de una casa
Un, dos, tres, los pasos exactos llenos de la simetría de un instrumento que suena a compás perfecto
Volátiles y flamables llenan de calor el aire, que con sus delicadas manos acarician mientras giran en una baldosa
Cadencia en la mirada, que es furtiva, y en los vestidos flotantes entre tanta añoranza infantil
Despegan, bailan juntas sin ver sus rostros, comparten sus recuerdos y se mezclan los aromas de la nostalgia,
Sólo hay un espectador, el tiempo, que se ha detenido para ver el espectáculo de unas rosas que esquivan sus espinas
Mayores serán los gozos de las mujeres en el eterno respirar de una melodía nocturna
Pocas las fieles ilusiones de encantos febriles y sueños húmedos filtrados en la estridencia de una temprana canción en la urbe
Las vides rejuvenecen al calor de una sonrisa, y los vinos nuevos y viejos comparten la delicadeza de la madre y de la hija que enlazando sus dedos, bifurcando sus ilusiones disfrutan, a un mismo paso, la tregua de la sangre.

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