martes, 10 de mayo de 2011

Prolegómenos

Titilantes, furiosamente repetitivas las facetas de este espejo; del reflejo de cicatriz: la marca que surca la palma de la mano, esa que lee la gitana, la que interpretan los astros y las estrellas intermitentes encendiendo y apagando tu retrato en mi memoria
Recomponiendo, una vez más, la postura del artefacto que llamas cuerpo doy cuenta de las imperfecciones del tiempo y las ilusiones de la eternidad
El oído escucha al odio susurrándole, subido en su hombro toca la corneta de batalla y el destierro de los sentidos aparece próximo a su lejano horizonte
Iluminado de bombillas se dibuja Van Goh en mis sueños, esos cuervos que trae rasgan mis nervios y yo sus vestiduras; ni ellos ni yo esperamos escapar de aquel cuadro, pretendemos difuminarnos entre olas y oleos azulinos…
¡Solo es un sueño!
Es el dejabú de la pesadilla
Es mi barriga llena de lagartos y serpientes que muerden su cola
Es el espiral de la muerte en vida o de la naturaleza muerta infestada de vida con los acordes de una guitarra abandonada a su compás
Soy yo tratando de componerme en un tratado visceral
En las letanías del frío
Del antiguo latido
Ahora congelado nervio.

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