miércoles, 18 de abril de 2007

ACTO N° II

Como un árbol de muchos siglos, de varios anillos en el corazón, de pies y manos enraizadas en una profunda laguna: desesperación…
Aquel espantajo de luz nauseabunda mojado en el llanto
Aquellos ojos inclinados hacia dentro excavando tu interior, drenándote
Se vela la noche y se revela una fotográfica dolencia
No hay a donde ir?
Esa lanza que nos atraviesa
Porque no hiere más allá de la muerte?
Hace rato que cruce el limbo y atrás la puerta sigue abierta: ahí esperan pacientemente la angustia y el dolor
Hay algo que me atrae al Feedback
La luz, el túnel, los colores ya me son indiferentes, me llaman con insistencia del otro lado, como a una polilla cuando se prende una luz en la oscuridad perpetua de una cueva o de mi habitación, que parecen ser lo mismo
Un golpe de inconciencia para no escuchar a esas sirenas terrenas que seducen los sinsentidos y flagelan la conciencia
Camino a hacia ella, lo hago por ósmosis, en un automatismo psíquico me acerco y ofrezco un beso a mi verdugo
El abandono no es del cuerpo, es de la corazón y la razón que juntos se destruyen el uno al otro en una batalla histórica o si prefieres en un clásico del Pascual
Sigo anclado, sigo absorto como en mi primer intento de poema, pero creo seguir escribiendo desde mis raíces cosas que se producen en mi tallo y que se plasman en mis hojas, que caen marchitas cuando no son leídas en una segunda ocasión.

No hay comentarios: